En el mundo en el que vivimos, la mayoría de la gente no puede esperar la mayor recompensa demorada y elige la recompensa instantánea en su lugar. Casi todos los placeres que se te ocurren están disponibles en cualquier momento. ¿Quieres ver una película? Está a tu disposición con un clic del ratón. ¿Quiere probar comida china? Puede pedirla para su entrega instantánea a través de cualquier local de comida 24h. ¿Quiere comprar un nuevo álbum de rock pasada la medianoche sin ir a la tienda? Basta con encontrarlo en Amazon o iTunes y comprarlo por Internet. ¿Quieres hablar un rato? Llama a un amigo o envíale un mensaje de texto.

Nadie te va a impedir hacer algo que quieras hacer al instante, y todo depende de ti, ya que eres tú quien se encarga de controlar el flujo de tu vida. Tú controlas cuándo quieres algo y si quieres esperar a algo más grande y mejor. Eres el único que puede poner límites a tu placer y no es porque tengas que poner los límites, sino porque quieres conservarlo para un tiempo mejor. Antes formaba parte de la iniciativa social y ahora es tu elección personal tomar decisiones por ti mismo.
Ahora llega la pregunta, ¿por qué esperar en lugar de recibir las recompensas instantáneas? La respuesta es sencilla: para maximizar tu propio placer y felicidad.

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