Érase una vez, en una zona boscosa profunda llena de criaturas encantadoras, en la aldea de los trolls, vivía la pequeña Bella. Bella vivía con sus padres y su mascota, el ratoncito Hugo, en una colorida choza hecha de dulces. Los trolls vivieron una vida pacífica y tranquila. Tenían el pelo largo y pies grandes. Solo Bella era diferente de los otros trolls en que tenía pecas moradas.

Mientras jugaba en el bosque con otros trolls jóvenes, Bella escuchó, "¡Bella tiene puntos! ¡Bella tiene puntos!"

Bella sabía que era Max, el pequeño troll al que le gustaba burlarse de todos. Max era un poco más grande que Bella y muy grosero y descarado.

Bella trató de ignorar estas palabras, pero Max se acercó a ella, "Hola, Bella. ¿O debería decir, hola, catarina? ¡Ja, ja!" Max se rió a carcajadas, señalando el rostro de Bella.

"Basta, Max", dijo Bella...

Así comienza este increíble cuento de hadas: Bella y la Lupa Mágica.

Cada niño es asombroso, hermoso y único. Nosotros, los adultos, amamos a los niños así como son, absolutamente. Pero muchas veces, una buena relación entre los propios niños no se desarrolla debido a las características individuales de un niño en particular.

Este libro plantea la difícil cuestión de la belleza del alma.

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