Soy Dan Santos y me gustan los cuentos y relatos.

He viajado por muchas partes, donde he visto cosas sorprendentes, conocido bellísimas personas, y presenciado bondades insólitas y atroces maldades en todas sus formas y manifestaciones. Estos sitios, personas y acontecimientos podrían pasar desapercibidos si no fuera que alguien los relatara, como hacían los trovadores itinerantes de antaño. Por lo tanto, escribo para transportar al lector de su realidad cotidiana a un mundo alterno.

Mis palabras emanan de los muchos años de servicio a mi patria y a mi familia, séase como militar, diplomático, hijo, esposo, padre, abuelo o compañero humano. He vivido mi vida con gran intensidad porque, para mí, es la única manera de vivirla.

Me fue difícil escribir esta novela bestseller acerca de mi querido Blitz. Las lágrimas me cegaban. Viví con su cariño y con sus padecimientos, y me he podido imaginar sus inquietudes al llegar solo en alma al Puente del Arcoíris. Era bien parecido, perspicaz y valiente; y tan abnegado que le hubiera importado menos su propio sufrimiento que la angustia de los que dejó atrás. ¡Mi pillo adorado! La clase de pillo que hacía de tripas corazón para hacernos reír y jugar con él. Pido perdón por las tantas menciones de las buenas cualidades de su «Papi». No soy un engreído. Pero ya sabemos que nuestros compañeros caninos nos idolatran.

Sigo viviendo en la casa donde él murió, así es que siento su presencia cada día por todas partes; desde la fuente del arroyo Rock Creek, donde jugaba al escondite con los ciervos, hasta la salita donde lo acariciamos por última vez. Me aferro a la creencia que nos aguarda en el Puente del Arcoíris y que nos volveremos a ver.