Un beso es sólo un beso... ¿o no? Tras haber heredado el vizcondado de su tío, George Bennett-Jones es animado por su amante a encontrar una novia, preferiblemente la hija de un aristócrata. A través de una serie de lecciones, instruye a George en los puntos más delicados de conocer y cortejar a una mujer de la ton, y ella tiene una en mente para él.

Es amor a primera vista cuando George ve a Lady Elizabeth Carlington bailando con el Conde de Trenton. Pero la belleza de pelo castaño está segura de que el conde le ofrecerá su mano, y tiene toda la intención de aceptarla, ¡aunque su beso sea como el del perro de su mejor amiga!

Cuando Elizabeth menciona el desafortunado beso durante la cena del baile, George insinúa que existe un arte para besar, ofreciéndose inocentemente a reemplazar su mala primera impresión con un beso apropiado. Intrigada, y sin saber que George es un vizconde y un mecenas secreto de su caridad, Elizabeth acepta su oferta en el siguiente baile. George está más que feliz de complacerla. Su beso tiene a la hija del marqués tan aturdida, tan asombrada y tan excitada, que hace otra petición bastante inesperada, una que le da a George una oportunidad contra el Conde de Trenton, rubio y de ojos azules.

¿Conseguirá la noche que ha planeado para Elizabeth convencerla de que acepte su mano en matrimonio? ¿O simplemente la dejará con un vívido recuerdo de lo que se perderá si acepta la propuesta de matrimonio del conde? Las lecciones de una amante resultan inestimables en El beso de un vizconde.

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